La escala de valores en el linaje y las relaciones

Una escala de valores en común es el elemento de cohesión que fortalece y hace duradera y sólida cualquier relación humana a pesar de cualquier diferencia cultural.

 

Se que es odioso ponerse a uno mismo o a la familia propia como ejemplo, y aclaro que mi intención no es enaltecer mi linaje, que es imperfecto, como el de todos (aunque en mi caso, me fue muy bien con la familia que me tocó) pero, utilizaré mi experiencia personal para desarrollar el punto central de este segundo Códex del 2024, que por cierto, arrancó mal para un servidor, ya que mi familia se encuentra de luto por el fallecimiento de mi abuelo materno el primer día del año. De antemano, agradezco todas las muestras de cariño, afecto y empatía que he recibido.

Privilegios peculiares

Dentro del trance, tengo el dudoso “privilegio” de ser quien redacta los obituarios en mi familia y mientras escribía las líneas in memoriam de mi querido abuelo materno, fue inevitable comparar cuando me tocó hacer lo mismo cuando trascendió mi abuelo paterno, en 2019. Las palabras reconociendo sus obras en vida, tanto positivas como negativas, llegaron a un punto donde fueron muy similares, casi la misma historia.

Para dar contexto, hablaré sobre otro peculiar privilegio que tengo, que es criarme en una familia muy estable. Mis padres tienen juntos cuarenta y un años: uno de noviazgo y cuarenta de matrimonio y resulta llamativo ya que ambos son personas con rasgos de personalidad complicados y sobretodo, criados en dos culturas e idiosincrasias opuestas y quizás incompatibles a primera vista.

Choques culturales internos

Mi linaje paterno, norteño, con raíces en Zacatecas, Coahuila y Nuevo León y mi linaje materno, 100% de la región veracruzana del Sotavento (Los 12 municipios aledaños al Puerto de Veracruz). A mis padres, la necesidad de progresar de sus padres (mis abuelos) los llevó a migrar en la infancia a la Ciudad de México de los 60 y 70 (que dicen es la mejor época de esa enloquecida metrópoli), conocerse en la preparatoria y a partir de ahí formar la familia en la que nací por que si, mi estimado lector, si nos quitamos la horrible venda del nacionalismo rancio, no existe una cultura mexicana como tal, si no que dentro de nuestro país existen varias culturas, idiosincrasias, usos y costumbres a la vez.

En mis 37 años de vida, claro que he presenciado conflictos en mi familia nuclear, la mayoría producto de ese choque cultural y de las diferentes visiones de la vida que se tienen en el norte y en la costa, desde la manera de comunicarse, la norteña que habla “golpeado” y seco y la jarocha, llena de cadencia, picardía y calidez, ni una mejor que la otra pero, ¿qué es lo que hace que estas personas (mis padres) con tantas diferencias entre si, hayan formado una familia estable y un vínculo de pareja longevo?, es simple, comparten una escala de valores casi idéntica y ¿dónde se forma esa escala de valores?, en la familia.

Coincidencias cruciales

Los valores son universales pero cada familia tiene su escala de valores propia. Hay familias que valoran ante todo la honestidad y la transparencia, otros la solidaridad y la empatía, otras el desarrollo individual y otras un sentimiento mas colectivo pero, cuando coinciden algunos valores muy puntuales, da como resultado el material que sirve para construir vínculos duraderos y fuertes.

Regresando a mi historia familiar, mis dos parejas de abuelos, ya reunidos junto al Padre (o en el concepto de trascendencia que encaje en sus creencias, fe y espiritualidad), eran muy diferentes entre si.

Esther, mi abuela paterna, la “norteñidad” hecha mujer: enfermera del ejército mexicano, de carácter duro y explosivo, habla recia, echada para delante, autoproclamada inepta para cocinar pero, una maestra para, con eficiencia castrense: inyectar, curar, aplicar primeros auxilios y acomodar miembros dislocados, que a mediados de los cincuenta, en Saltillo, Coahuila, tuvo los arrestos de divorciarse y formar una nueva familia con mi abuelo. Su contraparte, Lourdes, mi abuela materna: refinada, femenina y dulce, católica devota, hábil en la costura y magistral en la cocina que formó una familia con su novio de la adolescencia. ¿Qué tuvieron en común para ser consuegras en una unión que lleva 40 años, 3 hijos y 2 nietas?, tener como valores primordiales: la lealtad, la resiliencia, el sentido del deber y el compromiso con formar seres humanos decentes a través de la transformación, ese elemento crucial de la naturaleza femenina según los versados en temas de espiritualidad, mostrando, a su manera, el amor por los suyos.

Francisco, mi abuelo paterno, zacatecano, que tras una adolescencia aventurera entre las piscas y los toros agarró rumbo y logro graduarse como ingeniero del IPN y conseguir enorme éxito profesional y empresarial en el ramo industrial. El tenía enorme bagaje cultural, era refinado y sofisticado a niveles que rozaban la soberbia y que a mediados de los 50, en Saltillo, tuvo el valor de formar una familia con una mujer divorciada y con tres hijos (para que no vengan con eso de que la generación actual inventó el desafiar las convenciones sociales) y su contraparte, Manuel, mi abuelo materno, muy jarocho, con solamente educación básica pero que con base a inteligencia y capacidad “de fábrica” logró construir una brillante carrera en el servicio público y sindical, siempre abierto al aprendizaje y a adquirir nuevas habilidades y que logró la movilidad social a través de su labor burocrática y al final, adquiriendo hectáreas de tierra productiva, ¿qué tuvieron en común como para ser consuegros por casi cuatro décadas, hasta que fallecieron?, compartir valores como la cultura del esfuerzo (si, eso que los izquierdosos llaman despectivamente “echaleganismo”), un compromiso casi religioso con ser buenos proveedores y protectores de su familia y tener como eje rector de su vida el construir un mundo más fácil para los suyos a través del trabajo duro y honesto.

Repito, querido lector, no tome esto como un acto de presunción de mi linaje, que también tuvo sus áreas de oportunidad (defectos y anomalías fuertes, vaya), pero eso será tema de otras entregas y reflexiones.

Si hace este mismo ejercicio introspectivo y revisa la historia del linaje del que proviene, encontrará lo mismo: luces (en su mayoría) y sombras (varias) pero, detectar esa escala de valores con la que rige su existencia y compararla con su historia familiar le ayudará a explicar y entender muchas cosas.

¿Y si nos fijamos en la escala de valores?

Es verdad que a la hora de elegir una pareja, actúan diversos factores, desde la mera respuesta biológica y primigenia que es la atracción sexual, pasando por la idealización, la fase de enamoramiento, si eres correspondido o no, la afinidad, etcétera pero, y si a además de considerar esos factores, ¿también revisamos que valores compartimos con esa potencial pareja?.

Si, lo se, es utópico, quizás irreal y posiblemente ridículo ya que, al final, la abrumadora mayoría de seres humanos en el mundo nos regimos bajo el lema: “Al corazón no se le manda” pero, si bien es un hecho que tenemos reacciones biológicas que se remontan a lo mas remoto, ¿no se supone que somos seres racionales y por ende podemos mejorar eso?, digo, dicen los defensores y entusiastas de la promiscuidad (no es juicio, solo descripción) que la monogamia “no es natural” y tienen razón, pero tampoco es natural tener higiene personal o vivir en una casa con todos los servicios, ni tampoco es natural cocinar, vestirnos, la expresión artística, ni el hacer política ni el construir la civilización.

La evolución nos dotó con la capacidad de desarrollar el pensamiento abstracto y por ende, con la capacidad de transformar el mundo y ciertas dinámicas, por lo cual le digo, ¿y si además de fijarnos en que tan guapo o tan “buena” esta nuestro potencial “ligue” nos fijamos en que valores tenemos en común?

Estoy convencido que tomar ese factor en cuenta, nos permite tomar mejores decisiones en materia sentimental y como consecuencia, seremos mas felices y plenos.

¡Nos leemos el próximo viernes!

IG. @marcoguerreroleon@lecciones_de_historia

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